¿Existe una fórmula para ser feliz?

Para empezar a hablar acerca de la felicidad debemos tener en cuenta que no debemos confundir los estados de ánimo con las emociones, es debido a esto que se tener en cuenta que una cosa es ser alegres y otra es ser felices, y que por lo general tienden a confundirse estas. Para el caso de la felicidad no es fácil alcanzarla porque es un estado inconsciente de nosotros, de la actitud que tenemos frente a la vida; muchos especialistas han analizado la manera de como conseguir esta, donde se encuentran principalmente psicólogos, sociólogos y economistas en donde estos últimos han diferido porque antiguamente en la década de los 70's se consideraba que para ser felices debería ganar cierta cantidad de dinero, pero actualmente el paradigma de este ha cambiado en el sentido de que ahora los economistas consideran que la felicidad no la el nivel de ingresos, sino que la da en como se gasta esos ingresos cada individuo, y el placer o bienestar que le genera este. mientras que para el primer caso la alegría es pasajera, esta puede ser debido a una buena noticia o a algún logro que hayamos realizado, pero suele ser pasajera. Es entonces que la alegría es efímera.
Tanta importancia ha tenido el tema de la felicidad y tanta acogida ha tenido el estudiar esta, que ahora existe la ciencia de la felicidad; así es, muchos países se están interesando en el bienestar de su sociedad y están patrocinando estudios donde se analice el grade de felicidad que poseen sus ciudadanos, así como también que los hace felices, aunque como es de suponer los gustos y las cosas que le generan placer cambian de persona a persona por eso es que algunos la consideran subjetiva. Tanto se ha trabajado sobre este tema de la felicidad que hasta ya tiene fecha especial, el pasado 20 de Marzo de 2013 se celebró en el mundo el "Día internacional de la Felicidad". 

"Un objetivo cada vez más esquivo, según revelan los últimos estudios, pues “la gente se ha concentrado en tener más, en llenarse de cosas materiales, buscar su satisfacción personal, lo que hace que los niveles de felicidad estén en sus bajos históricos”, explica la psicóloga argentina Mariela Grynblat. Una investigación publicada por la revista American Economic Review reveló que hay más felicidad en las causas nobles y altruistas y en cosas como dormir bien, ver a un amigo, tener un buen amor, que en comprar carros, ropa y hasta bienes raíces. 
Sin embargo, la mayoría de personas está dispuesta a sacrificar esas “pequeñas cosas”, por dinero o cosas pasajeras. “Lo que la gente elige hacer y lo que esas mismas personas dicen que los haría más felices generalmente no coincide”, explicó Alex Rees-Jones, autor de la investigación. Es común que la mayoría de personas responda que es más feliz con un trabajo bien remunerado que con una buena compañía a su lado, “algo que al final, cambia, pues tener a alguien íntegro, que nos haga felices y esté a nuestro lado, es mejor que ganarse la lotería”, agrega Rees-Jones. 
Sonja Lyubomisky, psicóloga de la Universidad de Stanford, escribió en la revista Reveiw of General Psychology que “la gente feliz no es egoísta, los más colaboradores, caritativos y que se preocupan más por los demás tienen niveles de felicidad mucho más altos que aquellos que piensan primero en ellos”.

Años de estudios determinaron que sí hay factores que ayudan a conseguirla, como la personalidad, la crianza, las decisiones y hasta la predisposición genética. Resulta que la felicidad viene determinada en un 50% por nuestros genes y la crianza. Si hay maltrato durante la niñez, es muy difícil que esa persona crezca y busque la felicidad. Un 30% está determinado por las decisiones que tomamos (pareja, hijos, carrera) y un 20% en nuestra capacidad de resiliencia (recuperación), es decir, la resistencia emocional y capacidad de levantarse luego de una situación difícil.

Las mujeres reportan niveles más altos de dicha y bienestar hasta los 48 años cuando viene un bache. Los hombres, en general, tienen el mismo estado, aunque después de los 60 años sí se confiesan más felices que sus parejas. En general, hombres y mujeres reportan que lo que más los hace felices es su trabajo (si está bien remunerado), luego su familia, su pareja, los amigos y relajarse. ¿Qué hacer entonces para ser feliz? Los expertos dicen que con esfuerzo, actitud, trabajo y dedicación se puede conseguir. Más del 80% de las personas que cambian sus conductas negativas, comparten más en familia y se vuelven más colaboradoras confiesan sentirse más felices. Y lo mejor, esa buena energía es contagiosa.

Un factor económico 
El premio Nobel de Economía de 2002, Daniel Kahneman escribió en una revista científica que “si la felicidad es el motor del comportamiento humano, hay que empezar a medirla”. Es por eso que hoy se mide el nivel de felicidad por países en varias encuestas y el resultado es contrario a lo que todos pensarían: los países con más conflictos y pobreza, reportan los niveles más altos de felicidad. Colombia, por ejemplo, ocupa el segundo lugar de lugares más felices del mundo. La paradoja, según economistas, es que “el dinero no compra la felicidad, como pensamos en algún momento de nuestra vida”. El reino de Bután, un aislado reino del Himalaya, determinó hace 35 años que era más importante la felicidad interior bruta que el producto interno bruto. Desde entonces, el progreso del país no se basa estrictamente en el flujo de dinero. El bienestar, la tranquilidad y espiritualidad son más importantes en este país.

Las enzimas de la felicidad 
Diversos estudios han demostrado que las mujeres son más felices que los hombres, sin embargo, tienden a deprimirse más. ¿Por qué las diferencias entre géneros? Científicos estadounidenses revelaron a la revista Progress in Neuro-Psychopharmacology & Biological Psychiatry que ellas tienen un gen que las hace felices, pero que no funciona igual en ellos. Es la monoamina oaxidasa A (MAOA), que regula la enzima que descompone neurotransmisores cerebrales como la serotonina y la dopamina, dos sustancias que provocan bienestar. Científicos de la Universidad de California descubrieron que también está la hipocretina, un péptido que aumenta cuando nos sentimos felices y disminuye cuando estamos tristes. Si está en niveles bajos no buscamos placer. Científicos creen que administarla podría mejorar el estado de ánimo.

El menú del buen humor 
Somos lo que comemos, dice el refrán popular. Y la ciencia lo ratifica. Los alimentos influyen en el estado de ánimo. Los neurobiólogos encontraron que la producción de serotonina y endorfinas (hormonas que generan sensaciones de felicidad, bienestar, buen descanso y alivio) en el cuerpo aumenta cuando consumimos ciertos alimentos. Por eso una buena dieta (que incluya todos los grupos alimenticios) nos puede dar mucho bienestar. “Los alimentos de color naranja y rojo estimulan; los azules, calman; los amarillos animan, los verdes ayudan a la concentración, por eso nuestros platos deben ser muy coloridos”, dice la nutricionista Diana María López.

Los alimentos de la felicidad
El banano: tiene un efecto calmante sobre nuestro sistema nervioso. Ayuda a calmar el sistema nervioso. El chocolate: el mejor es el negro, pues no aporta tantas calorías. Potencia el rendimiento y estimula la circulación.                                                                                 Piña: aliado contra la frustración. Da sensación de vitalidad y optimismo. Ayuda a la concentración y la motivación.                                                                                       Picantes o chiles: combate la depresión y la frustración. El ardor es percibido como dolor por el cerebro y lo contrarresta produciendo endorfinas. 
Dicen que también la leche, los pescados con Omega 3, las fresas, las espinacas, la avena, semillas de girasol, las lentejas, la cafeína y el requesón favorecen el optimismo y el buen humor."  FUENTE: http://www.elespectador.com
Si llegaste hasta aquí es porque te interesa lo relacionado con la felicidad y el bienestar, pero también te habrás dado cuenta que lo más importante para ser feliz es la actitud, aunque en el artículo se leyó que un 50% venia determinado por los genes, esto no es todos los casos y hasta me atrevería a decir que es nulo, porque de lo que me he dado cuenta es que importa más la actitud que tengamos frente a la vida, eso es lo más importante.

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